martes, 26 de enero de 2010

enero?!

Mira que yo soy amiga del frío, de las de qué alegría con mis manoplas y mi gorro y mi abrigo de caperucita roja, y de me cago en el calor que hace cuando hace calor...

Pero esto de volver a casa a las 10 y media de la noche con la bici, en camisa con los hombros al aire y en pantalón corto, con una brisita cálida que te acompaña lo justo para no sudar, lo justo para que no te entre ni un pelín de frío, la verdad, es una gozada. Es como esas noches de julio en Valladolid. Solo que en pleno enero, en Phnom Penh. Mola.


(Todo tiene sus dos caras, y la consecuencia más inmediata en mí, con este clima, es que tengo que mirar el calendario varias veces al día porque se me hace difícil creer que es enero!!!)

lunes, 25 de enero de 2010

Domingo, paellas y Mekong

¿Qué hace una panda de españoles cuando se reúnen en la otra punta del mundo...? Pues, como no podía ser menos, comer bien (muy bien), echarse unas risas, bailoteos por todos los lados y pasarlo en grande!!!

Contextualizo: durante los tres meses de verano (mi primera parte en Camboya) tuve la suerte de pillar la época en la que aún nos reuníamos a comer en casa de Yolanda, una mujer medio tica medio valenciana que hace unas paellas, fideuás, escalibadas y demás manjares de chuparte los dedos.


Como la comunidad española en Camboya va creciendo, pero no su casa, decidimos reunirnos ayer todos de nuevo para comer. ¿Dónde? Pues en un barco de dos pisos de los muchos que se alquilan en PP para pasear por el Mekong. Nos juntamos más de 30 personas, la mayoría españoles, más una italiana, un argentino, una malaya, un danés, tres camboyanos, una japonesa, un tico, la niña fruto de ambos, dos niños mitad jemeres mitad españoles (a partir de ahora, mis sobris, jaja)... ¡y hasta el embajador en misión espacial, vino!! En fin, un batiburrillo de gente de lo más simpático y diverso, que por unas horas se fundió en una armonía, alegría y diversión increíbles.

Por supuesto, además de comer y beber unos mojitos estupendos sin ron (el equipo bebidas nos olvidamos al hacer la compra de que los mojitos llevan ron, ja ja), acabamos bañándonos en el Mekong (mi segunda vez ya, pequeños) en mitad del río, tirándonos desde la borda (y hasta del segundo piso del barco, ni me lo creía, campeona que soy!!!) y trepando cual piratas huyendo de los tiburones para volver a bordo. ¡Tremendo!

Y cuando parecía que la diversión no podía ser más, el baile empezó a ganar fuerza, y cual corrillo gitano, acabamos más de una decena de españoles bailando rumbita y flamenquillo pachanguero... qué pasada ver bailar a Rocío, una de las chicas que ha bailado flamenco en una compañía profesional!!!!

Fue un día genial, tan especial y divertido, que me evadí por completo de todo. Os juro que no sabía decir dónde estaba, y al ir llegando a puerto y ver de nuevo el Riverfront de PP, recordé que estaba aquí, en Camboya, en Phnom Penh, en el culo del mundo... Fue impresionante.


Con permiso de Nicolás y para que veáis un poquito cómo fue este domingo, echad un vistacillo aquí:

http://www.flickr.com/photos/22728485@N05/sets/72157623279262468/show/

Y lo que ya es inenarrable es el fin de tarde que tuvimos en casa de un par de compañeras, en su patio, con las guitarras y el cante. Porque Jose, el maestro guitarrero, toca genial. Pero cuando Belén agarró su guitarra y empezó a cantar flamenco, ahí pensamos todos: ¡¡¡que no se acabe este domingo!!!

domingo, 3 de enero de 2010

Descubriendo

Como una ha pasado aquí ya ...ostras! 5 meses!! resulta que se acostumbra a ver cosas que al principio eran chocantes y ahora son ya el pan nuestro de cada día: que si las motos con 3, 4 ó 5 personas a cuestas (hasta 7 he llegado a ver, churumbeles incluídos, of course) que si el tuk tuk lleno de monjes hasta la bandera, que si las furgonetas a reventar con motocicleta incrustada entre los bultos y maletas...
Pues bien, entre tanta "normalidad" camboyana (inexplicable si no es a través de imágenes, porque es alucinante), hoy por la mañana me he encontrado con esto en Kampot:


El niño en cuestión iba vendiendo un líquido contenido en esos recipientes (que son, por cierto, la caña del bambú quemada). Como ni mi amiga Siiwe ni yo teníamos ni idea de qué era, nos hemos acercado a husmear. Por supuesto, mirar no nos ha dado ninguna respuesta (¿es gasolina? me ha preguntado Siiwe. La pregunta era muy lógica, que conste: lo de cómo se vende aquí la gasofa es también digno de ver. En todo caso, tras el olisqueo comprobatorio, la opción combustible ha quedado deshechada).
Dada la creciente intriga, y armándome de un valor insospechado cual tío viajero de Fraggel Rock, me he puesto a hablar con el chaval primero, y luego con la mujer, para tratar de averiguar qué era el misterioso líquido. Como mi jemer aún no da para mantener una conversación de más de tres segundos y la mujer se ha percatado pronto de ello, al final ha optado por sacar un vaso y darme a probar.
No puede ser gasolina, porque esta mujer no tiene pinta de asesina -me he dicho- así que sin dudarlo un instante más (vamonooos!!!) ha ido todo p'adentro. Resultado?: el niño vende agua de coco metida en bambú quemado, lo que le da un saborcillo a ahumado que no tiene nada que envidiarle al mejor chorizo de Cantimpalo. Agua de coco ahumada. Hormiga incluida. Y tan ricamente.

viernes, 1 de enero de 2010

2009 se acaba... viva el 2010!!!

No recuerdo cómo comencé 2009... (la mala memoria es lo que tiene, que no el alcohol, ojo!).

Sé que ha sido un año repleto de cosas muy muy buenas (Aficionados, Los pescadores de perlas, las prácticas del posgrado...) y también otras muy duras (decir adiós a Ricardo, nuestro profesor de teatro y mucho más).
Lo que no sabía es que despediría el año así, ¡en Camboya, sentada en la terraza de mi piso en PP, bajo una luna llena espectacular y enfundada en un vestido veraniego que me regaló mi abuela años atras!!!

Desde luego, la vida es un regalo que hay que aprovechar.

¡¡Os deseo que este 2010 sea un año pleno, lleno de sorpresas y alegrías, y mucho más justo para todos!!!
Por un 2010 de cine, y sin guión escrito para el final. ¿Cómo terminará?
...Salud!